Plan de rescate para la nacra

nacra híbrida localizada en s’Espartar.CAT

Cristina Amanda Tur @territoriocat

Nacras resistentes, nacras híbridas, zonas santuario, cría en cautividad y conectividad oceanográfica son los cinco conceptos y estrategias que hay que conocer para entender la fase en la que en estos momentos se halla la lucha de los expertos para salvar a la especie Pinna nobilis —el gran molusco bivalvo del Mediterráneo— de su extinción. 

En España existen dos zonas santuario, dos poblaciones de nacras que han sobrevivido ‘aisladas’ en el Mar Menor y el Delta del Ebro. Sin embargo, la población murciana no está lejos del colapso: la delicada situación general de la laguna está pasando factura a sus nacras y, en los trabajos de monitorización que se llevan a cabo, se ha detectado que no hay nuevas larvas que puedan dar continuidad a la especie. Los investigadores instalaron, durante tres años, colectores larvarios para conocer la capacidad de reclutamiento de Pinna nobilis. Sin embargo, “la sorpresa fue que dos de los años, con un esfuerzo de muestreo muy elevado, no encontramos ni un solo recluta de nacra dentro de la laguna. Hemos visto que la población es madura, que se reproduce, pero hay algo en la laguna que no favorece el asentamiento de estas larvas.” Así lo explicaba la investigadora Maite Vázquez-Luis, del centro balear del Instituto Español de Oceanografía, en el programa Nautilus de IB3 ràdio. 

En otro frente abierto en la misión de salvar la nacra, buena parte de la esperanza de los expertos está puesta en las nacras resistentes, las que, en mar abierto, han logrado sobrevivir al patógeno que, desde 2016, ha diezmado las poblaciones. Estos ejemplares supervivientes son individuos aislados localizados en distintos puntos del Mediterráneo que cuentan con una ventaja genética que los ha hecho resistentes al patógeno. A estos individuos hay que sumar las nacras híbridas, combinación de Pinna nobilis y la especie Pinna rudis, a la que la enfermedad no ha afectado. De hecho, en las Pitiüses, el único rastro de P. nobilis son dos ejemplares híbridos hallados en Eivissa, aunque uno de ellos aún está pendiente del test genético que certifique que se trata, efectivamente, de una de estas nacras híbridas. El único ejemplar confirmado se encuentra a 15 metros de profundidad en los fondos del islote de s’Espartar. Su tamaño y su forma llamaron la atención de submarinistas del centro de buceo Orcasub y, con su información, se llevó a cabo una inmersión para fotografiarla al detalle y poder enviar las imágenes a los expertos, que, finalmente, han confirmado que se trata de un ejemplar híbrido. En este punto, la investigadora del COB-IEO destaca que la colaboración ciudadana está resultando de vital importancia en esta carrera para salvar de la extinción a este gran molusco bivalvo endémico del Mediterráneo. 

La existencia de nacras resistentes y nacras híbridas ha permitido otra línea de trabajo esencial. “Hay varios grupos de investigación que están trabajando en desarrollar la cría en cautividad –señala Vázquez-Luis—. Es algo que está en proceso, pero el día que se consiga críar a la nacra, hay que tener claro dónde la vamos a poner; hay muchos programas de reintroducción de especies que han fallado por no elaborar un proyecto apropiado de los lugares de suelta. Y es fundamental”. 

Y aquí entra en escena el estudio —liderado por el IEO y publicado en Marine Environmental Research— en el que se identifican esos lugares que pueden ser claves para la reintroducción. Se han escogido, usando una simulación hidrodinámica, localizaciones de Murcia, Valencia y Illes Balears, entre las que se incluyen s’Espalmador y la bahía de Talamanca. “En este estudio, hemos tenido en cuenta, por un lado, la información previa; dónde había antes o dónde teníamos conocimiento, antes de la llegada del patógeno, de que estaban las mejores poblaciones en términos de densidad, distribución, calidad de la pradera de posidonia…”. Por otro lado, para la investigación, ha sido crucial tener en cuenta la conectividad oceanográfica, es decir, que las localidades “estén conectadas”. Las nacras se reproducen liberando los gametos a la columna de agua, y los embriones resultantes se dispersan con las corrientes, por lo que los investigadores han escogido las zonas para tejer una red de conexión que favorezca la distribución de larvas entre ellas; se trata de crear una red autosuficiente y resistente. Y en el estudio se concreta, asimismo, que las tres primera localidades en las que debería iniciarse la reintroducción son s’Espalmador, Cabrera y Addaia (Menorca). “Hemos querido ser optimistas. La cría en cautividad funcionará”, añade Maite Vázquez Luis, que también destaca que, con los años transcurridos desde el momento del evento de mortalidad masiva, aún hay espacio para el optimismo y la esperanza: “Cuando empezó la mortalidad, pensábamos que en dos o tres años ya no quedarían nacras en ningún sitio. Pero han pasado siete años desde que empezó aquí en Balears y todavía encontramos ejemplares supervivientes en mar abierto. Y eso es algo que nos brinda un rayo de esperanza. Es cierto que la situación de la especie es delicada, es muy comprometida, y está en peligro de extinción, pero, por otro lado, mientras hay nacras hay esperanza”.

LA CLAVE. COLABORACIÓN CIUDADANA 

Y mientras los expertos diseñan las estrategias para salvar a la nacra de la extinción y confían en poder críar a la especie en cautividad en breve, la colaboración ciudadana resulta fundamental para localizar las nacras resistentes (incluidas las nacras híbridas) que puedan existir. La comunicación de su existencia puede realizarse a través de la plataforma Observadores del Mar y su Proyecto Nacras, donde recogen información tanto de posibles Pinna nobilis (incluidas las conchas de ejemplares muertos), como de P. rudis, la nacra de roca, que, si bien no es una especie en peligro de extinción y no ha sido atacada por el patógeno, es un molusco catalogado como vulnerable y del que se intenta conocer su distribución. 

Publicado en el dominical de Diario de Ibiza

nacra de roca en la reserva marina de es Vedrà i es Vedranell.CAT
Los restos colonizados de una nacra muerta en s’Espartar.CAT
mapa publicado en el estudio con las localizaciones escogidas para la repoblación y la conectividad hidrodinámica entre ellas

Acerca de territoriocat

Cristina Amanda Tur (CAT). Licenciada en Ciencias de la Información y diplomada en Criminología Superior. Compagino periodismo y criminología con la novela policíaca. En periodismo, he pasado de la sección de sucesos (sin abandonarla completamente) a realizar un periodismo divulgaltivo, de temas científicos y sobre el patrimonio natural, histórico, arqueológico y cultural de las islas, con especial atención a la divulgación del patrimonio natural. He publicado una decena de libros. Entre ellos 'El hombre de paja. El crimen de Benimussa', dedicado al cuádruple asesinato que tuvo lugar en Ibiza en 1989, en un ajuste de cuentas del cartel de Medellín.
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