Cristina Amanda Tur @territoriocat
Un encuentro con una lavandera boyera puede resultar muy interesante, una interacción inusual con un animal salvaje al que a menudo, y por regla general, no se prestaría atención. Si te detienes a observarla, ella, al darse cuenta, alza el vuelo y, a veces, lo hace sin alejarse del todo, dispuesta a observarte ella a ti. Alrededor de ti, trazará un circuito, desde la rama de un árbol, a los tallos altos de una salicornia, de la salicornia a otro árbol o al suelo, donde las lavanderas pasan mucho tiempo persiguiendo insectos y buscando sus larvas. Si pasa volando sobre ti, lo hará deteniéndose unos segundos, piando –lo que los expertos suelen calificar como un canto bisilábico de notas agudas y lastimeras–, para volver a posarse no muy lejos. Dicen que la lavandera boyera, aunque muy inquieta, es la más esquiva de las lavanderas, así que quizás debas preguntarte si la pequeña ave de pecho amarillo que te observa, además de sentir curiosidad, está sintiéndose amenazada por la invasión de su espacio, quizás tenga algo que ver que es época de nidificación.
Probablemente, lo más destacable de la lavandera boyera –Motacilla flava en su nomenclatura científica– es su complicada filogenia, ya que se trata de un ave con una remarcable variedad geográfica, variabilidad de plumaje y una consiguientemente confusa relación de subespecies. En Eivissa y Formentera se tienen registros del paso en migración de las subespecies cinereocapilla, flava, flavissima, thunbergi e iberiae, pero solo la última se reproduce en las Pitiüses, y lo hace en ses Salines, en es Codolar y la zona perimetral de s’Estany Pudent. También lo hace ocasionalmente en el Prat de ses Monges, en los saladares, donde la vegetación ofrece la cobertura necesaria para sus nidos. Y a esta información –que se recoge en el libro sobre aves de las Pitiüses que se publicará en breve– hay que añadir que, en el año 2011, en el parque de ses Salines, se detectaron indicios claros de la reproducción de la variedad cinereocapilla.
La lavandera boyera –titineta groga en su nombre común en las Pitiüses– es considerada una reproductora moderada en Eivissa y rara en Formentera. Como migradora, su catalogación es de migrante abundante en la mayor de las dos islas y moderada en Formentera. Los primeros ejemplares del año suelen llegar en marzo y durante los pasos migratorios es frecuente observar grandes bandadas en las que se unen varias subespecies y que sobrevuelan las zonas agrícolas de ses Salines. En los meses de abril y de septiembre, el paso de individuos por territorio pitiuso es más acusado.
LA CLAVE. EL NOMBRE
El término flava de la especie proviene del latin ‘flavus’ que significa amarillo, rubio o de oro, mientras que Motacilla quiere decir, sencillamente, lavandera, y hace referencia a su predilección por ambientes en los que haya estanques o cursos de agua.
Publicado en la sección Coses Nostres de Diario de Ibiza
Molt Interessant , I també la noticia de la publicació del llibre aves de Ibiza, sóc aficionada a l’observació d’aus i faig fotos , en puc oferir si en fes falta alguna pel llibre. Qui són els autors?
De totes maneres suposo que informareu quan es publiqui! Ja tenc ganes de tenir-lo!
Felicitats pels teu articles
Salutacions
Nuria Ferrer
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gràcies! m’alegro que t’agradin… El llibre el feim un ornitòleg i jo i la veritat és que està a punt d’anar a impremta… Però no serà una guia, sinó com un gran reportatge d’aus 😉
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Ah volia afegir que tenc fotos d’algunes d’aquestes subespècies de titineta groga, fetes a Ses Salines, sorprenent les seva varietat
Salutacions
Nuria Ferrer
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