La verdadera flor de la sal

Limonium fotogtrafiado en es Cavallet

Limonium fotografiado en es Cavallet.CAT

Cristina Amanda Tur @territoriocat.- Es una de las plantas más emblemáticas del Parque Natural de ses Salines, cuya floración puede verse ya en mayo pero que se revela en todo su esplendor en julio y agosto, aunque algunas especies de este complicado género florecen algo antes o lo hacen ya a pleno sol. El limonio o saladina (éste último es también el nombre en catalán) está presente en buena parte de la costa de Eivissa y Formentera, en los sistema dunares, saladares y también en acantilados rocosos, siempre donde alcanza el hálito salado del Mediterráneo. El nombre con el que popularmente son conocidas todas las especies de este género, saladinas, que recuerda al nombre de un sultán, alude, precisamente, a su elevada resistencia a la sal, una particularidad que les permite prosperar en el hábitat extremo y seco de las dunas y formar parte del especial cosmos de la resistente flora de litoral. Las saladinas, como muestra de su adaptación a un terreno difícil, son capaces de crear su propio suelo, porque los nuevos tallos crecen sobre las partes ya muertas. 

En Balears pueden encontrarse más de treinta especies distintas del género Limonium, aunque no todas ellas tienen representación en Eivissa y Formentera y algunas otras son endemismos pitiusos, como L. ebusitanum, que puede hallarse también en muchos de los islotes que rodean las islas mayores, como es Vedrà, illa Rodona y sa Conillera. De hecho, esta especie parece ser la más frecuente. Lo cierto es, sin embargo, que no es un género fácil, porque todas sus variedades son muy similares, especialmente sus flores, y son tan difíciles de distinguir que en ocasiones precisaríamos al menos una lupa binocular para poder hacerlo. Además, se produce hibridación que crea nuevas especies, así que el grupo de saladinas de las islas está en constante revisión y no siempre los expertos se muestran únanimemente de acuerdo sobre el número de variedades que deben reconocerse. 

Existen limonios adaptados a los jardines, ornamentales, con flores amarillas, púrpura o blancas y de distintos tamaños, pero todos los limonios o saladinas silvestres de las Pitiüses tienen parecido aspecto. Su estructura, a grandes rasgos, es la de una roseta basal con hojas en forma de espátula y de la que brotan y se alzan tallos finos, oscuros y muy ramificados. En sus extremos se hallan las pequeñas flores pentámeras, que brotan principalmente en los tres meses de verano y que se agrupan en una disposición geométrica muy característica, en hilera o adoptando una forma muy similar a la cola del escorpión, sobre todo la especie que precisamente lleva a este arácnido en su nombre, L. scorpioides, muy común en Eivissa y Formentera pero no en el resto de las islas del archipiélago. Todas las flores de las saladinas pitiusas suelen presentar un color lila suave, con láminas bifurcadas y una guía de néctar, la línea que indica el nectario a los polinizadores, de un violeta más intenso.

Siguiendo las distinciones del Herbari Virtual del Mediterrani Occidental, pueden destacarse las especies que sólo existen en la isla de Formentera, L. cossonianum, L. wiedmannii y L. formenterae, clasificadas las dos últimas como especies vulnerables y además endemismos. La última de las tres, morfológicamente muy variable, se ha formado por procesos de hibridación con otras especies y es exclusiva de salobrales de Formentera, según afirman Guillem X. Pons y Josep Antoni Rosselló i Picornell en la Enciclopèdia d’Eivissa i Formentera. Estos autores consideran que L. retusum, también de Formentera y que otros autores consideran especie, no es más que una variante de la anterior sin suficiente entidad para ser considerada una especie. Y por cuestiones así, resulta arriesgado, sino imposible, determinar el número de taxones que existen en las islas. Por si fuera poco, los mismos autores aseguran que la segunda de las tres citadas para Formentera, L. wiedmannii, es derivación de la primera, L. cossonianum, una especie muy rara en las islas (aunque puede encontrarse en Murcia, Almería y Alicante, con el nombre popular de lechuga de mar) y que sólo puede verse en algunos pocos lugares de Formentera. Otra especie, L. virgatum, se halla en Mallorca, Menorca y Formentera pero no está citada en Eivissa.

En cualquier caso, y más allá de las disquisiciones y complejidades taxonómicas, el género es uno de los más representativos de las zonas salinas de las islas, prácticamente el único lugar en el que habita el endemismo L. grosii y donde puede verse la especie L. gibertii. Y hay que resaltar la abundancia de L. ebusitanum, clasificada como vulnerable, de la que en la actualidad existen diversas subespecies en los acantilados y que fue identificada por el botánico Pio Font Quer. En 1955 la citó como subespecie Limonium inarimense ebusitanum, y se caracteriza por las pequeñas hojas que conforman la base de la planta y de las que surgen los tallos; estas hojas son más pequeñas que en otras variedades y parecen formar flores verdes que se vuelven rojizas. Las hojas de las saladinas también saben a sal. 

LA CLAVE. FONT QUER EN LAS ISLAS.- Pio Font Quer, o Pius Font i Quer si no se recurre a la versión castellanizada que aparece en la mayoría de sus libros, es uno de los investigadores más importantes de la historia de la botánica pitiusa (del archipiélago en general) y su contribución al conocimiento de la flora del Mediterráneo occidental es tan importante que su nombre aparece junto a la nomenclatura científica de múltiples especies porque fue él quien las descubrió. Sus estudios botánicos se iniciaron a principios del siglo XX y hoy sigue siendo un referente para todos los botánicos del país, al igual que lo es su tratado ‘Plantas medicinales. El Dioscórides renovado’, de 1962.  

Publicado en la sección Coses Nostres de Diario de Ibiza