La aventura de Kuhbier en ses Margalides

Lletrera de ses Margalides del jardín de conservación del Ibiza Botánico Biotecnológico.CAT

Cristina Amanda Tur @territoriocat

A más de quince metros sobre el nivel del mar —sometida al impacto de la sal, el sol, el viento y la nitrificación del suelo por la presencia de gaviotas—, prospera en el pequeño islote de sa Foradada, la mayor de ses Margalides, una especie única de lechetrezna, evolucionada a la fuerza para adaptarse a su hábitat inhóspito cuando el Mediterráneo volvió a llenarse de agua y aquel trozo de tierra quedó aislado, a más de 400 metros de la costa de Corona. 

Un buen día, el botánico alemán Heinrich Kuhbier, del jardín botánico de Bremen y muy relacionado con las Pitiüses, descubrió su singularidad. Fue en mayo de 1974 —tras un frustrado intento de desembarco en el 73— cuando Kuhbier, desde el llaüt de Pep Ferrer Prats, pescador de Sant Josep, logró acceder al peñasco y recoger algunas muestras de aquella especie que se parecía a Euphorbia dendroides por las hojas pero que tenía “un aspecto general” muy distinto. Sabía que estaba ante algo único, aunque no consiguió ramas con flores para su comparación hasta 1976. Y entonces comenzó el trabajo de identificación, para el que contó con la ayuda de Klaus Lewejohann. La planta recolectada era muy similar a todas las del género Euphorbia, pero con pequeños detalles que la diferenciaban con cada una de las que se iba comparando, por lo que, finalmente, se llegó a la conclusión de que se trataba de una especie distinta a todas ellas, una lechetrezna, una lletrera, que había evolucionado aislada en la roca: Euphorbia margalidiana.

Heinrich Kuhbier explicaba las vicisitudes del hallazgo y las características de la planta en un artículo titulado Euphorbia margalidiana, nueva especie para las Pitiüses, publicado originalmente en alemán, en 1978, en la revista del Uberseemuseum Bremen. Posteriormente, cuatro años después, fue traducido al catalán y publicado en diversas revistas (puede encontrarse en la revista Eivissa del institut d’Estudis Eivissencs). En ese año 82, Kuhbier contaba 200 ejemplares de lletrera de ses Margalides, y en 2005, con un censo más concienzudo, la población alcanzó los 900, aunque el Llibre vermell de la flora vascular de les Illes Balears (de 2017), establece una población de entre 600 y 700 individuos. Hay que tener en cuenta que esta planta crece en arbustos que pueden ser muy compactos y en los que a menudo es difícil determinar el número de individuos que hay en cada uno de ellos. A ello se suma la difícil orografía del islote y la circunstancia que ya apuntaba Kuhbier de que esta planta crece en lo más alto y escarpado de la roca: “A diferencia de lo que pasa en otras rocas o islotes de la costa oeste de Eivissa, donde la vegetación comienza a desarrollarse a ocho o nueve metros del nivel del mar, en ses Margalides comienza a los quince metros, por causa, probablemente, de que las salpicaduras del agua llegan hasta esa altura, aunque el viento sea débil, o simplemente como resultado de la resaca del norte”. 

LA CLAVE. EJEMPLARES EN RESERVA 

Aunque Euphorbia margalidiana es exclusiva de sa Foradada, para evitar su posible desaparición de producirse algún desastre, existen ejemplares de esta planta en diversos jardines botánicos, como el de Sóller y el de Bonn, y el Grup d’Estudis de la Natura (GEN-GOB) cultiva algunos individuos en su finca en custodia, Can Toni d’en Jaume Negre. Además, en 2005 se estableció otra población de la especie en illa Murada y se ha considerado crear nuevas poblaciones en illot d’en Calders y ses Bledes. Y en el jardín de conservación del BIBO Park (Ibiza Botánico Biotecnológico) han conseguido que Euphorbia margalidiana prospere y conforme grandes y espectaculares matas. A lo largo de los años se han buscado poblaciones de esta especie en los acantilados de Corona, sin resultado. 

De la sección Coses Nostres de Diario de Ibiza

sa Foradada y es Picatxo desde sa Penya Esbarrada.CAT

Acerca de territoriocat

Cristina Amanda Tur (CAT). Licenciada en Ciencias de la Información y diplomada en Criminología Superior. Compagino periodismo y criminología con la novela policíaca. En periodismo, he pasado de la sección de sucesos (sin abandonarla completamente) a realizar un periodismo divulgaltivo, de temas científicos y sobre el patrimonio natural, histórico, arqueológico y cultural de las islas, con especial atención a la divulgación del patrimonio natural. He publicado una decena de libros. Entre ellos 'El hombre de paja. El crimen de Benimussa', dedicado al cuádruple asesinato que tuvo lugar en Ibiza en 1989, en un ajuste de cuentas del cartel de Medellín.
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