A Van Gogh le encantaba el color amarillo. Y eso que es más que probable que jamás contemplara la belleza dorada de las anémonas incrustantes amarillas (Parazoanthus axinellae), animales que parecen flores y que son del mismo filo que las medusas y que los corales.
En buena parte de las aguas litorales de Ibiza y Formentera podemos encontrar colonias de estas anémonas incrustantes, y la de la segunda imagen que acompaña este texto ha sido fotografiada en los fondos de sa Bestorre, en es Vedrà, pero vale la pena destacar su presencia en las paredes verticales de los cañones de es Vedranell, en la punta Oeste de este islote, lugar donde ha sido tomada la primera imagen (sobre la colonia de anémonas podemos ver una moma Tripterygion delaisi). Teóricamente, esta anémona puede vivir en áreas situadas a un metro de profundidad y hasta más de 200 metros, pero en la práctica no es fácil encontrarla a un metro y hay que bajar un poco más. En los cañones de es Vedranell hay colonias espectaculares de esta especie cubriendo amplias zonas de las paredes y contribuyendo a convertir esta inmersión en una de las más bonitas en las reservas. Y también en una de las más sensibles, lo que significa que los buceadores deben estar especialmente atentos, al cruzar los cañones, de no dañar las paredes con las aletas.
Para quien no las conozca y con la fotografía no pueda hacerse una idea de su tamaño, los pólipos de esta anémona miden unos dos centímetros de altura y 7 milímetros de anchura. Y cada pólipo posee entre 26 y 34 tentáculos en dos círculos concéntricos. Vive unos diez años y puede encontrarse en el Atlántico y en el Mediterráneo.